La reciente declaración de un concejal de ERC en Barcelona ha encendido el debate sobre la situación de Palestina y la respuesta del Estado español ante ella. Jordi Coronas, quien también es capitán de una de las embarcaciones de la Global Sumud Flotilla, expresó su decepción por la falta de apoyo del Gobierno español tras su detención en aguas de Israel, donde permanecieron durante cuatro días.

En una entrevista, Coronas manifestó que durante su experiencia en el país hebreo esperaba algo más que simples palabras de aliento. Reiteró que la intervención del cónsul español podría haber añadido un respaldo considerable, aunque reconoció que es posible que las autoridades israelíes no lo hayan permitido.

El concejal relató que su detención fue acompañada de un trato abusivo por parte de las fuerzas israelíes. Según su testimonio, estaban sujetos a un abuso físico y psicológico, enfrentando un fuerte clima de intimidación que les dificultó descansar adecuadamente mientras estaban en custodia.

Coronas también destacó la tensión que existía en las celdas, donde los detenidos se manifestaron debido a la falta de asistencia médica. Esta situación llevó a los prisioneros a realizar protestas, utilizando recursos tan rudimentarios como el pimiento rojo y la mermelada para expresar su descontento.

Su experiencia lo llevó a concluir que Israel funciona bajo un clima de militarización extrema, donde quienes disienten son considerados enemigos, evidenciando una desconexión con la realidad que viven muchos en su entorno.

A pesar de las vicisitudes, el concejal aseguró que esta misión valió la pena al lograr visibilizar el tema palestino en la agenda política y mediática durante un mes. Sin embargo, advirtió que las futuras flotillas enfrentarán un trato similar si continúan intentando cruzar hacia Gaza.

En su discurso, Coronas enfatizó que la atención no debe centrarse únicamente en los miembros de la Flotilla, sino en la grave situación que afronta Palestina. Exhortó a los ciudadanos a redoblar esfuerzos en sus movilizaciones y exigencias hacia sus gobernantes.

Finalmente, hizo un llamamiento a pasar más allá de las meras declaraciones y iniciar embargos económicos y de armamento contra el gobierno israelí, al que acusó de ser un régimen sionista y fascista. Instó a no desviar la mirada hacia la tragedia que continúa desarrollándose en Palestina, subrayando que únicamente la presión mediática y pública puede incidir en un cambio real.