En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, Barcelona fue escenario de una manifestación que atrajo a una diversidad de participantes, con cifras que varían considerablemente según la fuente: la Guardia Urbana reportó 1.500 asistentes, mientras que las organizadoras, el colectivo Novembre Feminista, afirmaron que el número alcanzaba las 20.000 personas.

La marcha dio comienzo a las 19:40 horas en el emblemático cruce entre el paseo de Gràcia y la avenida Diagonal, bajo el contundente lema "La vergüenza y el miedo, ¡para los agresores! Gobiernos y estados, ¡asumid responsabilidades!". Desde ese punto, los manifestantes avanzaron por el paseo de Gràcia hasta llegar a la Gran Via, mostrando su inconformidad y demandas de justicia y responsabilidad.

Desde la organización, se subrayó que el propósito de la movilización es "identificar a los agresores que actúan sin temor a las consecuencias y ejercer presión sobre las autoridades y el gobierno para que implementen acciones concretas". Con frases y pancartas de fuerte contenido social, los participantes expresaron su demanda de vivir en un entorno libre de violencias machistas, resaltando la necesidad de educar a las nuevas generaciones no solo para prevenir agresiones, sino para despedir el contexto que las propicia.

Las participantes emplearon diversas consignas, entre las cuales se encontraban "Visca, visca, la lluita feminista" y "Basta violencias machistas", generando un ambiente dinámico que se mantuvo con el soporte de la música y la energía rítmica de la batucada "Dona Beat". Estas expresiones resaltaron un sentimiento de unidad y lucha contra un sistema que, a su juicio, perpetúa la opresión de género.

Antes de iniciar la marcha, la actriz Bia Mendéz condujo un acto que incluyó una actuación de la coral #Metoo. Este momento fue significativo, ya que expresó solidaridad con las comunidades afectadas por eventos recientes en la Comunidad Valenciana, demostrando así un compromiso con la empatía y la cohesión social en estos tiempos difíciles.

Durante la manifestación, destacadas figuras del Movimiento Feminista leyeron un manifiesto en el que se enfatizó que "las violencias machistas son fenómenos estructurales que forman parte de un contexto opresor". Este documento instó a la responsabilidad no solo individual sino también colectiva, social y política para abordar y erradicar las violencias de género que, consideran, están arraigadas en la sociedad actual.

El manifiesto también convocó a la solidaridad entre diversas identidades de género y sexualidad, buscando "desmantelar y deconstruir el sistema cisheteropatriarcal, capitalista, racista, colonial y militarista". Este discurso apeló a la capacidad de las mujeres, lesbianas, personas trans y otros colectivos disidentes de unirse para luchar contra un sistema que consideran opresor.

Con un llamamiento a la unidad, bajo la consigna "Unidas, Diversas, Vivas, Libres y Rebeldes", se resaltó la pluralidad de las participantes, muchas de las cuales compartieron orígenes diversos, incluidas voces de mujeres de Nicaragua, Palestina, Irán, Afganistán y Ucrania, lo que subrayó el carácter internacional del mensaje de lucha y empoderamiento.

En otro punto importante, el documento criticó la función de los medios de comunicación, a los que acusaron de perpetuar una narrativa que tiende a normalizar las violencias machistas. Las organizadoras solicitaron un enfoque feminista en la cobertura mediática, así como una regulación de las plataformas digitales para frenar la difusión de mensajes de violencia e impunidad. También abogaron por una educación afectivo-sexual integral y obligatoria, así como la capacitación continua del profesorado en perspectiva feminista a lo largo de su ejercicio profesional.

Entre las demandas presentadas por Novembre Feminista se incluyeron políticas públicas que garanticen recursos para la protección y recuperación de las víctimas de violencias machistas, así como la derogación de la ley de extranjería, considerada por este colectivo como una fuente de violencia hacia las mujeres migrantes en situaciones vulnerables y administrativas irregulares.