El fallecido vicario de la parroquia de Sant Fèlix Africà, Pere Muñoz, fue acusado por el Arzobispado de Barcelona en diciembre de 2023 de haber encubierto los abusos sexuales cometidos por el ex párroco José Mariné Jorba hacia Aurelio Álvarez en los años 70, cuando era monaguillo.
El anciano Muñoz, de 95 años, declaró ante el Tribunal Eclesiástico de Cartagena que nunca presenció los abusos pero tenía conocimiento de la posibilidad de que algo irregular ocurriera durante las reuniones entre el párroco y los niños de la parroquia.
Además, Muñoz mencionó la presencia de otro hombre en las reuniones, cuyo nombre no recordaba, pero no reportó los hechos a las autoridades eclesiásticas.
Ante esta situación, el cardenal arzobispo Joan Josep Omella decidió tomar medidas y ordenó que se abrieran diligencias para determinar responsabilidades, considerando que el silencio de Muñoz había perjudicado gravemente a las víctimas y que era necesario reparar el daño.
El Arzobispado impuso a Muñoz una penitencia que consistía en pedir perdón por carta a Aurelio Álvarez, sin embargo, la avanzada edad y la enfermedad del vicario impidieron que cumpliera con esta tarea, falleciendo en mayo de 2024 antes de poder hacerlo.
Ante esta situación, el Arzobispado se comunicó con la víctima por correo electrónico para transmitirle el perdón que Muñoz no pudo formalizar por escrito, proporcionándole también la declaración completa del vicario ante el Tribunal.
El Arzobispado enfatizó que, cuando la víctima presentó la denuncia en marzo de 2023, se le ofreció apoyo psicológico y espiritual, costeando el tratamiento elegido por la misma. Asimismo, reiteraron su disposición a colaborar con Aurelio Álvarez y alentaron a otras posibles víctimas a denunciar sus casos.
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