El legado histórico de Tarragona se refuerza con la finalización de la cuarta etapa de restauración del castillo de Barberà de la Conca, una obra que busca no solo preservar este emblemático sitio, sino también hacerlo más accesible al público, según ha comunicado la Generalitat. La culminación de este proyecto se ha vivido con entusiasmo, evidenciando el compromiso por rescatar y valorar el patrimonio cultural de nuestra tierra.

Esta importante iniciativa es fruto de un convenio entre la Conselleria de Cultura, el Institut Català del Sòl (Incasòl) y el Ayuntamiento de Barberà de la Conca, firmado en diciembre de 2021 bajo el marco de la normativa del 1,5% cultural. Un esfuerzo conjunto que demuestra cómo la colaboración entre diferentes ámbitos del gobierno puede llevar a cabo proyectos de gran relevancia sociocultural.

El arquitecto a cargo de la propuesta, Jordi Portal Liaño, ha diseñado un plan que ha requerido una inversión total de 248.000 euros, financiada equitativamente entre Incasòl y el consistorio local. Este compromiso financiero refleja la importancia que se le otorga a la cultura y a la historia en el desarrollo de la región.

Las obras han abarcado la restauración de impactantes fachadas y muros, así como la mejora del entorno exterior, facilitando la movilidad y la accesibilidad a través de rampas y nuevos accesos. Además, se han instalado barandas para garantizar la seguridad de los visitantes y se ha trabajado en la consolidación de la muralla oeste, asegurando la integridad estructural del castillo.

Como parte del proceso de restauración, se han llevado a cabo excavaciones arqueológicas que han revelado hallazgos significativos, entre ellos estructuras de gran relevancia patrimonial y un posible pozo de hielo que ha requerido intervención para su consolidación.

Reconocido como bien cultural de interés nacional, el castillo data del siglo XI y se sitúa en la cúspide del montículo que alberga a Barberà de la Conca. Esta fortaleza no solo es un símbolo de la historia de la región, sino que también ofrece a los visitantes un patio delimitado por robustas murallas y un edificio central que se ha mantenido a lo largo de los siglos.