BARCELONA, 9 de enero. En una reciente conversación, el director de Educación y Competencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Andreas Schleicher, ha subrayado la necesidad apremiante de reconstruir el vínculo social entre las escuelas y los padres. A su juicio, es fundamental establecer una comunicación constante entre los docentes y las familias para fomentar un entorno educativo más colaborativo.
Durante una entrevista concedida a 'La Vanguardia', que fue recogida por Europa Press, Schleicher fue cuestionado sobre el impacto de la tecnología en el aprendizaje de los estudiantes. Su respuesta fue directa: a pesar de las prohibiciones sobre el uso de teléfonos móviles en las aulas, los menores continúan utilizando estos dispositivos hasta altas horas de la noche en sus hogares. Este fenómeno, indicó, es indicativo de una alarmante desconexión entre los padres y las instituciones educativas, quienes muchas veces adoptan una actitud de "clientes" hacia el sistema escolar, en lugar de involucrarse activamente en la educación de sus hijos.
El directivo de la OCDE resaltó que es imperativo que los padres se impliquen en el proceso educativo, transmitiendo a sus hijos la importancia de la formación académica. En este sentido, destacó que los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) ponen de manifiesto un bajo sentido de pertenencia de los alumnos hacia sus escuelas, lo que podría estar afectando su rendimiento y bienestar emocional.
Ante la pregunta sobre las políticas que han implementado los países para disminuir la brecha educativa entre estudiantes nativos y extranjeros, Schleicher afirmó que Catalunya cuenta con recursos suficientes para gestionar esta situación, aunque actualmente se encuentran dispersos. Insistió en que no es la inmigración per se lo que representa un desafío, sino el contexto social del que provienen los estudiantes.
Finalmente, el director de Educación y Competencias de la OCDE advirtió que cuando un alumno extranjero llega a España, las escuelas tienen un período de dos años para integrarlo y situarlo al mismo nivel que los estudiantes nativos. Pasado este tiempo, afirma Schleicher, la situación se vuelve complicada. Sin embargo, confió en que con el apoyo adecuado, la integración y el aprendizaje son totalmente viables.
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