Para comprender la importancia de la llegada de los Reyes Católicos y la unión de los reinos de Castilla y Aragón, es necesario hacer un breve repaso por los antecedentes que llevaron a este acontecimiento histórico. En el siglo XV, la península ibérica estaba dividida en diversos reinos y territorios, lo que dificultaba la estabilidad política y territorial.
Por un lado, en Castilla reinaba la reina Isabel I, una monarca con gran ambición y determinación. Por otro, en Aragón, gobernaba el rey Fernando II, un monarca astuto y hábil en las negociaciones políticas. Ambos tenían un objetivo común: unificar los reinos bajo una misma corona.
Una de las piezas clave que condujo a la unión de Castilla y Aragón fue el matrimonio entre Isabel y Fernando en 1469. Esta unión matrimonial no solo fortaleció los lazos entre ambos reinos, sino que también sentó las bases para la futura unión de sus territorios.
Isabel y Fernando formaban un equipo perfecto. Mientras Isabel se encargaba de la administración y la política interna en Castilla, Fernando se ocupaba de los asuntos exteriores en Aragón. Juntos demostraron ser unos gobernantes eficaces y decididos.
Uno de los hitos más destacados durante el reinado de los Reyes Católicos fue la conquista de Granada en 1492. Este acontecimiento marcó el fin de la presencia musulmana en la península ibérica y supuso la culminación de la llamada "Reconquista".
La toma de Granada fue un logro militar y político de gran envergadura para Isabel y Fernando. Además, este hecho significó el fin de una etapa de convivencia entre las tres culturas (cristiana, musulmana y judía) y el inicio de una nueva era en la historia de España.
Otro de los acontecimientos más relevantes durante el reinado de los Reyes Católicos fue el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Este hecho no solo amplió los horizontes económicos y territoriales de España, sino que también consolidó su posición como potencia mundial.
El descubrimiento de América supuso el inicio de la expansión española por el continente americano y el establecimiento de un vasto imperio colonial. Este hecho tuvo profundas repercusiones en la economía, la sociedad y la cultura española, así como en las relaciones internacionales de la época.
En 1479, con la muerte del rey Juan II de Aragón, Isabel y Fernando se convirtieron en reyes de Aragón. Esta unión de los reinos de Castilla y Aragón bajo una misma corona significó la creación de un estado fuerte y unificado, con grandes posibilidades de expansión y crecimiento.
La unión de Castilla y Aragón supuso la integración de ambos reinos en una misma estructura política, administrativa y jurídica. Esta unión sentó las bases de lo que posteriormente sería conocido como España y permitió consolidar el poder de los Reyes Católicos sobre la península ibérica.
Para consolidar su poder y fortalecer el estado, los Reyes Católicos llevaron a cabo una serie de reformas y cambios en diversos ámbitos. En el plano político, crearon instituciones como el Consejo Real y la Santa Hermandad para centralizar el gobierno y mantener el orden en el reino.
En el ámbito económico, promovieron la industria, el comercio y la agricultura para impulsar la economía del país. En el campo religioso, llevaron a cabo la expulsión de los judíos en 1492 y la instauración de la Inquisición para combatir la herejía y la disidencia religiosa.
El reinado de los Reyes Católicos dejó un legado duradero en la historia de España y de Europa. Su unión matrimonial, sus conquistas militares y sus reformas políticas y sociales marcaron un antes y un después en la historia de la península ibérica.
La llegada de los Reyes Católicos y la unión de los reinos de Castilla y Aragón significaron la creación de un estado poderoso y unificado, capaz de enfrentarse a las potencias europeas de la época. Su legado perduró durante siglos y sentó las bases de lo que posteriormente sería el imperio español.