En un acto reciente, el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se ha pronunciado contundentemente sobre el futuro político de Catalunya, afirmando que la independencia es una ilusión que, a corto plazo, no se materializará. "Está claro que no seremos independientes, al menos no en el futuro inmediato. En un horizonte de 10 o 15 años, es preferible no hacerse ilusiones", declaró Pujol, subrayando un tono de realismo pragmático.
Este comentario lo realizó durante una ceremonia conmemorativa organizada por la Associació d'Amics d'Enric Prat de la Riba, en la que se celebró el décimo aniversario de su retirada de la vida pública, después de su confesión sobre tener fondos ocultos en Andorra. Pujol recordó que desde joven, en una conversación con su amigo Pere Figuera, quien era un ferviente independentista, dejó claro que la independencia no era viable: “Desde entonces, han sucedido muchos acontecimientos que confirman que el camino hacia la independencia es, en realidad, muy complejo”, agregó.
Asimismo, el exlíder catalán hizo alusión a Prat de la Riba, insinuando que él también era consciente de la imposibilidad de la independencia. Pujol abogó por una Catalunya que sea "suficientemente sólida" y posea la autonomía necesaria para prosperar. En su discurso, enfatizó que esto implica mantener la identidad catalana y contar con los recursos “para edificar un país que esté verdaderamente vivo”, en términos económicos, sociales y de convivencia.
Pujol también instó a la población catalana a reconocer la fortaleza de España como nación y a buscar la salvación a través del diálogo con el Estado. Reiteró la importancia de proteger la lengua, la cultura, y otros elementos fundamentales en la vida de Catalunya. Adicionalmente, se expresó sobre la cuestión de la inmigración, señalando los posibles riesgos derivados de la baja natalidad en Catalunya, pero enfatizando que la respuesta no debe ser de rechazo, sino de integración.
“Es fundamental que se exija un trato justo para los inmigrantes. Debemos apoyarlos adecuadamente", declaró, reflejando un enfoque compasivo y pragmático sobre el tema. En esta misma línea, Pujol reafirmó su compromiso con el legado de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), recordando el impacto positivo de sus políticas a nivel regional y nacional.
“Siempre hemos seguido una política constructiva, pensando también en el bienestar de España. Esta es una filosofía que compartía Prat de la Riba: ser nacionalista, priorizando Catalunya, pero al mismo tiempo deseando que España prospere. Lamentablemente, esa percepción ha sufrido un deterioro”, lamentó el expresidente.
Aunque expresó su tristeza por la desaparición de CDC, Pujol puntualizó que era absolutamente deseable haber mantenido la formación a pesar del “trauma” que supuso su propia confesión. Reconoció su parte de responsabilidad y se mostró dispuesto a asumir las consecuencias, concluyendo que “se podría haber salvado la situación. Sin embargo, en aquel momento, todos se sintieron abrumados y lo entiendo. Me alejé, fui repudiado; pero lo que importa es que ustedes deben continuar adelante con el legado de CDC”.
Pujol, aunque consciente de que cualquier tentativa de revivir a Convergència no sería exactamente igual, se mostró optimista ante la posibilidad de recuperar el espíritu y la filosofía que habían inspirado a la histórica formación, dejando entrever un mensaje a Junts, encabezado por el ex. president Carles Puigdemont. “Pero esto no depende de mí, sino de ustedes. Aunque estemos un poco lastimados, debemos seguir adelante. Yo llevo un nombre que puede perjudicar, puedo compartir reflexiones, pero el resto de la labor les corresponde a ustedes”, concluyó, dejando claro su deseo de un renacer de los valores que una vez representó.”
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