UpM y OCDE advierten que el crecimiento de la integración económica en el Mediterráneo está rezagado.

El desarrollo de la integración económica en la región mediterránea avanza, pero a un ritmo que todavía no alcanza su pleno potencial. Esta es la conclusión principal del reciente informe elaborado por la Unión por el Mediterráneo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), presentado el pasado viernes en el Palau de Pedralbes en Barcelona.
El documento, que tiene un enfoque académico, busca analizar y proponer mejorar la integración económica de los países mediterráneos, dejando de lado las cuestiones políticas. Elaborado con el respaldo de la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ), el informe revisita temas tratados en su versión anterior de 2021, abarcando comercio, finanzas, infraestructuras, movilidad y educación superior.
Desde el último informe, la región ha enfrentado desafíos significativos, tales como las repercusiones de la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza. Estos eventos han interrumpido las cadenas de suministro, influido en los precios y, en consecuencia, han desincentivado la inversión en la zona.
Tras la presentación del informe, los líderes de UpM y OCDE, Nasser Kamel y Mathias Cormann, respectivamente, acordaron extender por tres años su memorandum de entendimiento, el cual habían firmado previamente hace tres años.
En términos de comercio, se ha observado un crecimiento en el intercambio de mercancías, principalmente en sectores de mayor valor añadido como la química y la maquinaria. A pesar del incremento de comercio entre Turquía, los Balcanes y el norte de África, la Unión Europea sigue representando la contundente cifra del 94% de las exportaciones en la región.
El informe indica que los países con menos desarrollo tecnológico enfrentan barreras para participar plenamente en el mercado. Las inconsistencias en reglamentos técnicos y normativas medioambientales, así como los procesos aduaneros, son factores limitantes que deben ser abordados.
Afinar los acuerdos comerciales para priorizar servicios y comercio digital, además de promover una cooperación fronteriza más robusta, son algunas recomendaciones que propone el informe. También se sugiere diversificar las economías hacia sectores con mayor valor agregado.
El desarrollo financiero en la región resulta todavía muy diferente entre los miembros de UpM, reflejando disparidades económicas y geográficas que van desde el PIB per cápita hasta la apertura de los mercados. Una constante es el predominio de la financiación bancaria entre los países analizables.
Por otro lado, el informe considera los riesgos geopolíticos y las dificultades para el endeudamiento en ciertos países, así como la asimetría en la inversión extranjera directa. Entre las recomendaciones se encuentran reformas que faciliten el movimiento de capital y reduzcan las trabas a la inversión foránea.
La insuficiencia de infraestructuras sigue siendo un obstáculo para la integración, en especial en el Oriente Medio y el Magreb, donde el desarrollo de nuevas rutas de transporte y acceso a la energía se evidencian como lentos. Se destaca la necesidad de invertir en una red de transporte multimodal que facilite la conexión entre puertos y el transporte ferroviario.
El informe también aborda el aumento de la movilidad y las migraciones en la región, con un incremento del 6% en la migración entre los países de UpM. Sin embargo, la llegada de migrantes irregulares a Europa está en sus niveles más altos desde 2016, a pesar de los desafíos que esto plantea en términos de presión sobre las comunidades locales y el medio ambiente.
Ante esta situación, se hace hincapié en la importancia de controlar los flujos migratorios mediante acuerdos específicos y fomentar un turismo sostenible que no comprometa las comunidades locales.
Finalmente, el informe pone de manifiesto las grandes disparidades educativas entre los países de la región. Los países de la UE muestran una mayor armonización y programas como Erasmus, mientras que Oriente Medio y el Magreb carecen de sistemas educativos integrados. Se sugiere aumentar la financiación para la educación superior en estas últimas regiones y fomentar la participación en programas internacionales que permitan una movilidad académica efectiva.
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