Barcelona, 10 de noviembre. En una carta dirigida al alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, los restauradores del centro comercial Moda Shopping han solicitado que intervenga como mediador en un litigio que podría resultar en el desalojo de seis establecimientos que operan en esta ubicación, propiedad del Estado.
El director general del Gremi de Restauració de Barcelona, Roger Pallarols, realizó este anuncio durante una rueda de prensa en el centro comercial, que se halla bajo la emblemática Torre Mapfre en el Port Olímpic y fue inaugurado en 1993.
El conflicto tiene su origen en el año 2019, cuando se extinguió la concesión administrativa que habilitaba a estos negocios a operar. A diferencia de los locales situados en la primera línea del mar, que recibieron ofertas de arrendamiento por un año con derecho de adquisición preferente, los locales del centro comercial fueron descartados de este proceso.
A consecuencia de esta decisión, los negocios en primera línea han logrado mantener su presencia en el área a pesar de las obras de reforma del Port Olímpic, mientras que aproximadamente 12 locales del centro comercial se vieron excluidos y fueron invitados a abandonar el lugar, que el Estado pretende subastar vacío.
Después de años de disputas legales, solo seis negocios se mantienen abiertos, con desalojos programados durante diciembre y enero. Algunos otros locales aún no han recibido notificaciones al respecto.
Los establecimientos que están en la cuerda floja son Barnabier, La Rotonda, Barcelona, Farggi, Pato Pekin y Burger King. Muchos de ellos son familiares y representan un pilar importante en la economía local, empleando a más de 120 personas en total.
“Como gremio, nuestro objetivo hoy es solicitar al alcalde que actúe de manera directa en nombre de estos empresarios y sus trabajadores ante el Estado, con el fin de evitar que el espacio se subaste al mejor postor”, enfatizó Pallarols.
El director del gremio ha propuesto que se encuentre una solución "consensuada y coherente" que permita la continuidad de estos negocios, sugiriendo que se les ofrezca el mismo derecho preferente que se otorgó a los locales en la primera línea del mar.
Para Pallarols, la influencia que puede ejercer el Ayuntamiento de Barcelona a nivel estatal es crucial, no solo por la coincidencia política, sino porque es un interlocutor respetado por otras administraciones.
En respuesta a si buscarían la mediación de la Generalitat, Pallarols lo descartó, argumentando que el diálogo debe involucrar al Estado, al Ayuntamiento y a los restauradores, aunque subrayó que cualquier tipo de apoyo siempre será bien recibido.
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