La Unión Europea debería plantearse un enfoque político independiente en relación al futuro de Gaza, según lo afirma el director del Cidob, Pol Morillas. Este comentario se produce en un contexto conflictivo marcado por la inestabilidad de la región y la delicada situación política del Gobierno israelí, que se encuentra en una posición de debilidad frente a sus aliados internacionales.
En una discusión reciente con Europa Press, Morillas ha señalado que el acuerdo para un alto el fuego en Gaza carece de fundamentos sólidos, ya que no aborda la crucial cuestión de la reconstrucción de la Franja. Esta falta de dirección, combinada con las divisiones internas en Palestina sobre quién debería gobernar Gaza en el futuro, crea un panorama incierto. En sus palabras, la reanudación del gobierno de la Autoridad Palestina en la Franja implicaría un rechazo hacia Hamas, complicando aún más las relaciones interpalestinas.
Morillas también sugiere que el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha influido en el acuerdo de cese de hostilidades, permitiendo que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acceda a compromisos que antes no eran considerados. Según el director del Cidob, las relaciones entre Biden y el gobierno israelí han sido menos cercanas, lo cual dificultó cualquier avance anterior hacia un acuerdo de paz.
El académico ha expuesto que los términos del reciente acuerdo son similares a aquellos propuestas por Estados Unidos anteriormente, subrayando que la victoria de Trump ha sido un catalizador clave para avanzar en esa dirección. No obstante, el futuro de la política estadounidense en la región queda en entredicho. Morillas destaca que Trump deberá decidir entre adoptar una postura de ferviente apoyo a Israel, alineándose con una agenda ultranacionalista y ortodoxa, o explorar alternativas que incluyan un enfoque más transaccional y negociador.
A pesar de que Morillas considera que la Unión Europea ha jugado un papel menor en las negociaciones recientes, sostiene que la UE tendrá un rol crucial durante la fase de reconstrucción de Gaza, tal como ha ocurrido en iniciativas anteriores. A su juicio, la UE es comúnmente vista como un mero "pagador" en la dinámica diplomática, y por ello debería esforzarse en formular un posicionamiento político y diplomático más autónomo en el contexto de Gaza.
En otro punto de su análisis, Morillas indica que la nueva Alta Representante de la UE para Política Exterior, Kaja Kallas, tiene su atención significativamente centrada en el conflicto de Ucrania, a diferencia de su predecesor, Josep Borrell. Esto plantea un desafío importante para Kallas, quien deberá equilibrar las preocupaciones sobre la situación en Ucrania y las crisis en Oriente Medio, con el objetivo de representar efectivamente los intereses de los 27 estados miembros.
El director del Cidob también observó un interés creciente entre los actores de la región por pacificar el conflicto. Sin embargo, apuntó que Egipto apoya la causa palestina pero se opone a abrir sus fronteras a refugiados de Gaza, temiendo repercusiones económicas y sociales de tal movimiento. Por otro lado, Arabia Saudí parece querer avanzar hacia la normalización de relaciones con Israel, y Morillas sugiere que el retorno de Trump podría conducir a una nueva fase en estos vínculos, dados los acuerdos establecidos durante su primer mandato.
Finalmente, Morillas plantea interrogantes sobre la postura de Arabia Saudí respecto a los 'Acuerdos de Abraham'. La gran incógnita será si el reino podrá aceptar las mismas condiciones que fueron negociadas inicialmente, dado el contexto complicado tras la ofensiva de Israel en Gaza. Según él, es probable que Arabia Saudí exija avances en el reconocimiento del Estado palestino, especialmente tras los efectos que la guerra ha tenido en la percepción pública árabe y en la propia sociedad saudí.
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