Revelan avances prometedores en terapia para cáncer de mama triple negativo en estudios preliminares.
BARCELONA, 2 de diciembre.
Un equipo de investigadores del Vall d'Hebron Institut d'Oncología (Vhio) en Barcelona ha revelado avances prometedores en el tratamiento del cáncer de mama triple negativo. Su estudio, publicado en la reconocida revista 'Cell Reports', se centra en el fármaco Omomyc, que actúa como un inhibidor de la proteína MYC, crucial en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, especialmente en aquellos pacientes con mutaciones en BRCA1/2.
Según la información proporcionada por el Vhio, Omomyc no solo causa daño en el ADN de las células tumorales, sino que también muestra un efecto sinérgico cuando se combina con inhibidores de PARP, lo que lo convierte en una opción terapéutica revolucionaria. Este fármaco ha sido desarrollado por la spin-off Peptomyc S.L., en colaboración con el Vhio y Icrea.
La proteína MYC, en condiciones normales, regula la expresión de genes que controlan el crecimiento celular. Sin embargo, en aproximadamente el 70% de los cánceres, su función se altera, llevando a un descontrol en la proliferación de las células tumorales y favoreciendo el desarrollo de metástasis y recaídas.
En sus experimentos, los investigadores encontraron que Omomyc aplicado de forma aislada en modelos preclínicos de cáncer de mama triple negativo redujo la expresión de genes responsables de la reparación del ADN, mientras que simultáneamente provocaba un aumento en el daño del material genético de las células cancerígenas.
Laura Soucek, jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales en el Vhio, explicó que al combinar Omomyc con un inhibidor de PARP, se observó un efecto sinérgico tanto en estudios de laboratorio como en modelos vivos, resultando en una respuesta antitumoral significativamente mayor, más daño al ADN y una mayor tasa de apoptosis, o muerte celular programada.
La investigadora también destacó que esta asociación, probada en xenoinjertos de líneas celulares y tumores de pacientes, logró un control de la enfermedad que supera al de cualquiera de las terapias por separado.
El estudio señala que los modelos de tumores resistentes a inhibidores de PARP presentaron una mayor actividad de MYC, y que la resistencia se podía superar mediante el tratamiento con Omomyc. Además, en pacientes con cáncer de mama triple negativo que no habían sido tratados previamente con estos inhibidores, se observó que la firma genética de MYC podría predecir la respuesta al tratamiento, planteando la posibilidad de utilizar este biomarcador para identificar a los individuos que más se beneficiarían de estas nuevas terapias.
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