En un reciente pronunciamiento desde Barcelona, el secretario general de UGT de Catalunya, Camil Ros, ha dejado claro que la posibilidad de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales sigue en la agenda, aunque con un enfoque negociable pero con plazos definidos. Ros subrayó que la gradualidad del proceso es aceptable, pero no puede extenderse indefinidamente.
Durante una rueda de prensa en el marco de jornadas dedicadas a la acción sindical y a la negociación colectiva, el líder sindical mencionó que sostendrá una reunión con Jordi Turull, secretario general de Junts. Esta cita busca determinar si hay espacio suficiente para dialogar sobre la nueva reducción de horas laborales.
Ros expresó la necesidad de capitalizar la actual situación parlamentaria para alcanzar acuerdos concretos, resaltando la importancia de actuar de manera coordinada. En ese sentido, manifestó que la posición del sindicato es clara: la reducción debe ser universal, sin excepciones basadas en la magnitud de las empresas o el sector económico al que pertenecen.
A pesar de su disposición a apoyar a las pequeñas empresas, Ros destacó la complejidad del panorama laboral en Catalunya. Expuso que, aunque más del 90% de las empresas son pequeñas, el 45% del empleo lo generan las medianas y grandes empresas, lo que podría complicar la implementación de políticas laborales más flexibles.
Aprovechando la ocasión, el secretario general instó a recuperar el Pacto para la Reforma Horaria, firmado en 2017 bajo el gobierno de Carles Puigdemont. Ros argumentó que este acuerdo es fundamental para racionalizar los horarios comerciales, permitiendo así una mejor conciliación para todos los trabajadores, en especial aquellos del sector de la hostelería y comercio.
Ros subrayó que, reducir la jornada laboral no se limita solo a acortar las horas de trabajo, sino que abarca una nueva forma de entender la vida laboral y la conciliación familiar.
Además de la jornada laboral, las discusiones durante las jornadas de acción sindical también tocaron el delicado tema de los despidos improcedentes. Ros afirmó que el despido procedente no puede ser visto como una suerte de azar para las empresas, que en muchos casos se beneficia de esta situación, especialmente en vínculos laborales de corta duración.
Finalmente, se dio a conocer que hay aproximadamente una veintena de convenios sectoriales bloqueados entre los 285 existentes en Catalunya, incluido el sector de la hostelería, afectando a unos 71,000 trabajadores que aún están sujetos a la normativa de las 40 horas semanales.
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