BARCELONA, 13 de noviembre. En un hallazgo que promete aportar nuevos conocimientos sobre la relación entre dieta y salud, un grupo de investigadores del Idibell-ICO, situado en la ciudad condal, ha llevado a cabo un estudio enfocado en los polifenoles, compuestos vegetales que podrían estar vinculados al riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer en la sangre, específicamente las neoplasias linfoides.
Este trabajo, que ha sido publicado en el prestigioso 'British Journal of Cancer', se erige como el primero en abordar esta temática, explorando las posibles propiedades benéficas de los polifenoles y su influencia en la aparición de estas enfermedades, según un comunicado del centro de investigación.
La investigación se inscribe dentro del ambicioso proyecto europeo EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition), que desde los años 90 ha seguido la salud de más de 350.000 individuos en siete países durante un promedio de 14 años, con el objetivo de examinar la relación entre la dieta, el estilo de vida, la genética, y la aparición de cáncer, así como otras afecciones crónicas.
Los resultados han revelado dos correlaciones significativas: en primer lugar, las isoflavonas, un tipo de polifenol hallado en la soja, podrían ofrecer cierta protección al reducir ligeramente el riesgo de linfomas; en segundo lugar, el elevado consumo de ácidos fenólicos, que se encuentran en el café, se asocia con un aumento del riesgo de desarrollar linfoma de Hodgkin.
Raúl Zamora, investigador principal del Idibell-ICO y uno de los directores del estudio, comentó que esta investigación representa un paso inicial que busca salir del laboratorio y evaluar si las propiedades de los polifenoles corresponden a lo que se ha teorizado hasta ahora. Además, sugiere que estos resultados abren la puerta a nuevas hipótesis e investigaciones sobre las virtudes de estos compuestos.
El estudio ha puesto de manifiesto que, entre los países analizados, Dinamarca se destaca por tener el mayor consumo de polifenoles, con una media diaria de 1.573 miligramos, mientras que España registra la ingesta más baja, con solo 728 miligramos diarios.
Asimismo, se enfatiza que la variabilidad dietética es un aspecto crucial. Los investigadores reconocen que los hábitos alimenticios son dinámicos y que el aumento en la ingesta de alimentos de origen vegetal puede repercutir en la salud, una relación que merece ser explorada más a fondo.
Delphine Casabonne, codirectora del estudio, destacó que la incidencia de ciertos subtipos de neoplasias linfoides es considerablemente menor en poblaciones asiáticas. Esto plantea interrogantes sobre si la dieta, en la que la soja juega un papel preponderante, podría ser un factor determinante en estas diferencias, un aspecto que aún está por descubrirse.
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