BARCELONA, 25 Nov. — En un reciente evento en la Universitat Pompeu Fabra, Jordi Turull, secretario general de Junts, ha eludido ofrecer detalles sobre un posible acuerdo con Aliança Catalana (AC) de cara a las elecciones municipales de 2027. Sin embargo, ha subrayado la existencia de "principios y líneas rojas" que su partido no pretende cruzar.
Turull hizo hincapié en que cualquier pacto debe respetar los fundamentos políticos de Junts, tales como la unidad del pueblo catalán y el reconocimiento de los derechos y libertades esenciales como base de cualquier negociación política.
Al abordar la postura de AC respecto a estos principios, Turull reconoció haber escuchado ciertos discursos de esa formación que contradicen dichos valores: "No se ocultan en ello", dijo. A pesar de esto, enfatizó que su objetivo no es ser una alternativa a AC, sino más bien desafiar al Gobierno de Salvador Illa en su papel como la principal fuerza municipalista de Catalunya y líder de la oposición en el Parlament.
El líder de Junts señaló que cualquier conversación sobre futuros acuerdos se realizará una vez que se celebren las elecciones municipales, considerando que la política municipal es intrincada y requiere tiempo para su análisis adecuado.
Ante la reciente encuesta del Centro d'Estudis d'Opinió que coloca a Junts empatado con AC, Turull reafirmó que han aprendido a manejar predicciones pesimistas sin comprometer su integridad política, evitando afirmar cosas por intereses momentáneos.
Advirtió que cualquier intento de desviar a Junts de su curso habitual será un "fracaso": "Estamos seguros de nuestro proyecto y confiamos en que venceremos", afirmó con convicción.
Turull también anticipó que la posible reaparición de Carles Puigdemont en Catalunya significará un cambio significativo. Defendió el liderazgo de Puigdemont, al que no piensan renunciar, aunque aclaró que este tema no se discute actualmente dentro de su partido.
Si bien se distanció del PSOE tras la ruptura de alianzas, Turull explicó que mantienen una postura crítica respecto a votar en contra de todo lo que perjudique a Catalunya, y volvió a instar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a que aclare cómo desarrollará su legislatura, sin haber mantenido diálogo con PP y Vox para explorar nuevas alternativas.
En cuanto al juicio de Jordi Pujol, Turull lo calificó de "escarnio" a una figura emblemática, aunque reconoció que Pujol es el más interesado en esclarecer su situación judicial. La opinión de Turull sobre la Audiencia Nacional fue contundente; sugirió que debería disolverse por carecer de legitimidad en el contexto de la justicia europea.
Criticó la estrecha relación entre la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, cuestionando la falta de justicia tras más de una década de instrucciones legales que parecen destinadas a humillar a los implicados.
Respecto a la reciente dimisión de Álvaro García Ortiz como fiscal general del Estado, Turull expresó su preocupación por lo que interpretó como "lawfare" contra el independentismo. "Me alarmó la rebelión del poder judicial frente a los otros poderes del Estado", afirmó.
Finalmente, destacó que en relación con el juicio del 1-O, cualquier novedad o sentencia le llegaba mediante filtraciones y no por su defensa, sugiriendo que los miembros del tribunal que lo juzgaron deberían ser los que se sentaran en el banquillo también.
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