
El Teatre Lliure de Gràcia en Barcelona inicia su nueva temporada con un montaje que promete dejar huella: 'La Vie Invisible', dirigida por la aclamada Lorraine de Sagazan. Esta obra es un relato íntimo que se basa en la historia real del actor Thierry Sabatier, quien perdió la vista en un trágico accidente automovilístico hace cuatro décadas. A través de sus recuerdos, Sabatier revive la última representación que presenció antes de su ceguera.
Desde su estreno el pasado jueves y hasta el 5 de octubre, 'La Vie Invisible' marca el inicio de una programación impulsada por el proyecto Ànima Lliure, que busca abrir espacios para la diversidad en las artes escénicas, según lo compartido por el director del teatro, Julio Manrique.
La directora, De Sagazan, compartió que la idea para esta obra nació durante el confinamiento, un tiempo en el que se hicieron evidentes las "lagunas" en nuestro sistema social. Se propuso explorar cómo las personas que carecen de un sentido, como la vista, perciben la realidad y el arte.
De Sagazan enfatizó que los encuentros con Sabatier y otros individuos con discapacidad visual fueron cruciales en la creación de este espectáculo. "Sin Thierry, esta obra no existiría o su esencia sería completamente distinta", afirmó la directora con convicción.
La pieza no solo aborda la experiencia de Sabatier como espectador, sino que también plantea la profunda cuestión de si la vista puede influir en nuestra interpretación del mundo y de los actos artísticos. 'La Vie Invisible' se acerca al espectador de manera que quienes no pueden ver no requieren de dispositivos especiales para conectar con la obra.
Sabatier, un apasionado del teatro, comparte sus recuerdos sobre una actuación que presenció junto a su madre, que dejó una impresión duradera en él, especialmente al resonar con sus propias vivencias familiares en crisis. Esta conexión emocional entre la realidad y la ficción ha dado lugar a un proceso creativo que invita a la reflexión sobre la percepción en un contexto igualitario para videntes y no videntes.
La obra, que combina misterio y emoción, también toca aspectos personales de Sabatier que no siempre se atreven a compartir. "Es mi narrativa, pero no la totalidad de mi vida", reflexiona, señalando que la dirección de De Sagazan ha sabido captar esas sutilezas y plasmarlas en el escenario.
Para facilitar la movilidad de Sabatier durante la actuación, el equipo ha implementado un sistema de lenguaje 'braille' en el suelo, utilizando marcas en relieve que permiten al actor desplazarse con la guía de sus compañeros Romain Cottard y Chloé Olivères.
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.