La grave situación económica y el cambio climático se perfilan como los grandes desafíos a los que se enfrenta la región mediterránea en un contexto marcado por la búsqueda de estabilidad y cooperación.
En un reciente evento realizado en Barcelona, Nasser Kamel, secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), expresó su optimismo ante el alto el fuego en Gaza, señalando que este podría facilitar un necesario proceso de reconstrucción y paz basado en la solución de dos estados. Este pronunciamiento tuvo lugar durante la inauguración de la jornada 'Hacia el relanzamiento de la política euromediterránea. 30 años del Proceso de Barcelona', donde Kamel celebró la implementación del acuerdo de cese de hostilidades en la región.
El representante de la UpM enfatizó que la reciente tregua podría poner fin a 15 meses de violencia extrema y la tragedia humanitaria que ha impactado no solo a Gaza, sino a todo el entorno mediterráneo. Kamel hizo hincapié en la grave inseguridad y las tensiones que este conflicto ha evidenciado, reiterando la necesidad de reavivar la esperanza que el Proceso de Barcelona generó en sus inicios hace tres décadas.
Kamel destacó la relevancia de la estabilidad mediterránea para la seguridad global, afirmando que los conflictos en esta área tienen repercusiones a nivel internacional. Pese a que más de 500 millones de personas habitan la región, representando un cuarto del comercio marítimo global, también enfrentan numerosos desafíos que amenazan la paz y estabilidad en su conjunto. Entre ellos, mencionó el creciente abismo económico entre las naciones del norte y del sur del Mediterráneo, así como la inminente crisis climática.
Según el análisis de Kamel, los países vecinos del sur de Europa lidian con severas dificultades económicas, que van desde tasas de desempleo elevadas hasta un desarrollo desigual, lo que los hace particularmente vulnerables en tiempos de crisis. Además, el cambio climático plantea una creciente presión sobre la región, con aumentos en las temperaturas y factores ambientales que requieren intervenciones rápidas y coordinadas.
A pesar de los avances en integración económica y cooperación en el sector energético, Kamel lamentó que el progreso ha sido lento y continúa estando muy por debajo del potencial que la región euromediterránea posee. Cuestionó si, en realidad, se ha hecho lo suficiente en los últimos 30 años para fortalecer los marcos de cooperación regional y multilateral, necesarios para enfrentar estos problemas comunes.
El secretario general subrayó que la próxima década es crucial, y urgió a unir esfuerzos para trazar un nuevo camino que permita a la región lidiar con la complejidad de los riesgos actuales y combatir la tendencia hacia la inestabilidad. Su mensaje incluyó una firme invitación a reforzar el diálogo y los lazos interregionales, un paso que considera indispensable para restaurar la estabilidad y el orden global.
En cuanto al papel de la UpM, Kamel reafirmó el compromiso de la organización por contribuir a estos esfuerzos. Anunció que desde el año pasado se está trabajando en el fortalecimiento de la capacidad de acción de la entidad y que esta actividad se continuará desarrollando en 2023. Resaltó que la creación de una cartera dedicada al Mediterráneo subraya la importancia que esta región tiene en la agenda estratégica de la Unión Europea.
Finalmente, en la inauguración del evento también participaron destacadas figuras como Senén Florensa, presidente ejecutivo del Institut Europeu de la Mediterrània (IEMed), y otros líderes vinculados al Movimiento Europeo, quienes junto a Kamel buscarán fomentar relaciones y cooperación con Europa para el futuro de la región.
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