Crónica Cataluña.

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Maragall (ERC) propone un Ejecutivo con liderazgos limpios de corrupción.

Maragall (ERC) propone un Ejecutivo con liderazgos limpios de corrupción.

En un reciente pronunciamiento que ha llamado la atención en el ámbito político español, Ernest Maragall, quien fue conseller y ostentó la dirección de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, ha propuesto la urgente necesidad de una reestructuración en el Gobierno del Estado. En sus declaraciones, Maragall aboga por nuevos líderes que se alejen de cualquier sombra de corrupción, sugiriendo que el actual contexto político reclama un cambio de rumbo significativo.

El exlíder de ERC considera que la legislatura actual se encuentra en un punto de inflexión que podría describirse como una especie de moción de confianza, independientemente de su formalización en el parlamento. En su parecer, esto debe ir acompañado de una legislación renovada y un gobierno que integre a todas las fuerzas políticas que respaldan en estos momentos al ejecutivo. “Es el tiempo de nuevos liderazgos, desvinculados de cualquier falla moral”, expresó en un artículo publicado en 'Ara'.

Maragall enfatiza la importancia de forjar una “nueva agenda política” que sea capaz de abordar las inquietudes desde la perspectiva catalana y progresista. Para él, dicha agenda debería ofrecer la credibilidad y las garantías necesarias para implementar cambios en los próximos dos años, periodo que queda por delante de la legislatura actual.

Entre las propuestas que sugiere, destacan transformaciones profundas en el sistema democrático, las leyes electorales y la financiación de los partidos. Además, subraya la necesidad de cumplir efectivamente con los compromisos que hasta ahora apenas han visto progreso en la relación entre Catalunya y el Estado español.

Por último, Maragall ha señalado que, tras la revelación de un informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil sobre presuntas comisiones recibidas por figuras del PSOE, como el exministro Ábalos y Santos Cerdán, se encuentra en juego la democracia misma, lo que él define como un “estado de emergencia democrática”.