Las condiciones de viaje para las personas con autismo son considerablemente más desafiantes que para los pasajeros comunes, generando niveles de estrés que pueden ser el doble. Este malestar no se limita a momentos específicos, como el control de seguridad, sino que se experimenta a lo largo de todo el trayecto, desde el hogar hasta el destino final. La sensación de tensión es continua y no presenta picos de alivio.
Según el investigador Pere Suau, quien lidera un estudio conjunto de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universitat Rovira i Virgili (URV), el estrés vivido por viajeros autistas es significativamente más intenso. En declaraciones a Europa Press, Suau destacó que este grupo enfrenta un estrés que puede ser hasta el doble que el de un pasajero promedio.
Para llegar a esta importante conclusión, los investigadores han recopilado las vivencias de 300 adultos autistas y de sus familias en Catalunya, analizando sus experiencias desde el inicio hasta el final del recorrido. Este enfoque les ha permitido identificar diferentes perfiles entre los viajeros, los cuales presentan una amplia variedad de necesidades.
El estudio ha revelado que, a pesar de la tendencia a considerar a las personas con autismo como un grupo homogéneo debido a criterios de diagnóstico compartidos, existe una diversidad notable en sus requisitos durante el viaje. Hay quienes experimentan presión constante, otros que enfrentan una mayor sobrecarga sensorial en los aeropuertos, algunos que necesitan una planificación más detallada y, finalmente, aquellos que sufren al interactuar con otras personas.
En respuesta a estos hallazgos, el equipo de investigadores se ha propuesto elaborar un informe con recomendaciones específicas para mejorar la experiencia de vuelo para las personas con autismo. Entre las iniciativas propuestas, destaca la creación de más áreas de descanso en los aeropuertos. Suau subrayó que el estrés en estas personas se acumula y afecta las etapas subsiguientes del viaje, haciendo necesario un espacio donde puedan relajarse. Lamentablemente, muchas familias se ven obligadas a pagar por acceso a zonas VIP debido a la escasez de tales instalaciones.
Además, el estudio sugiere reemplazar los ruidosos secadores de manos por toallas de papel, ajustar la intensidad de la iluminación y proporcionar información visual más accesible como medidas que podrían favorecer una experiencia de viaje más cómoda para los pasajeros autistas.
En un análisis sobre la accesibilidad de los aeropuertos, Suau comentó que algunos están cumplimentando mejor los requisitos de inclusividad que otros. Sin embargo, ha celebrado ciertas iniciativas que están progresando en la mejora de las infraestructuras, como la capacitación del personal y la implementación de distintivos que ayuden a identificar discapacidades invisibles.
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