
Con motivo del centenario del transporte subterráneo en Barcelona, una de las joyas ocultas de la ciudad se ha puesto al alcance del público: la antigua estación de Metro de Correos, que había permanecido cerrada desde 1972. Esta peculiar instalación, situada entre las paradas de Jaume I y Barceloneta en la línea L4, ha despertado el interés de los ciudadanos.
La presidenta de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), Laia Bonet, tuvo la oportunidad de guiar la primera visita a esta "estación fantasma" en la madrugada de este martes. Esta iniciativa, programada de manera excepcional, permite a los barceloneses explorar un rincón de la historia del sistema de metro de la ciudad.
Localizada al final de la Via Laietana, la estación de Correos se encuentra entre la calle Àngel Baixeras y la actual plaza de Idrissa Diallo, justo frente al edificio de Correos. Pese a su cierre en 1972, el recuerdo de esta estación perdura, habiendo formado parte del segundo ramal del Gran Metro durante casi cuatro décadas desde su apertura en 1934.
La decisión de cerrar esta estación se tomó para dar paso a la ampliación del túnel de la L4 hacia Barceloneta. Desde entonces, el lugar ha permanecido en el olvido, pero es el momento perfecto para redescubrir esta parte de la historia metropolitana.
Las jornadas de puertas abiertas que se han organizado para esta estación están programadas para varios días, iniciando con visitas en la madrugada actual y continuando en las madrugadas de los próximos 17, 18, y 19 de noviembre. En total, habrá seis días con 18 sesiones para 270 visitantes ansiosos por conocer este espacio emblemático.
Dado que la estación no cuenta con un acceso desde la calle, los participantes deben realizar el recorrido por el túnel que conecta con la estación de Jaume I. Esta circunstancia obliga a que las visitas se lleven a cabo en horario sin operaciones de metro y sin tensión eléctrica en la red.
Laia Bonet destacó que estas visitas ilustran claramente la evolución de Barcelona y su red de metro a lo largo de un siglo, ofreciendo una valiosa oportunidad para los visitantes de adentrarse en la historia de la ciudad condal.
Aquellos que se atrevan a explorar la estación de Correos encontrarán que no todo ha desaparecido. El acceso original se ha transformado en un pozo de ventilación, y las dos naves continúan formando parte del túnel que conecta a los trenes entre Jaume I y Barceloneta. Elementos como el característico 'panot' en los andenes, los azulejos de cerámica en las paredes y antiguos anuncios mantienen viva la esencia de este lugar.
En septiembre pasado, TMB lanzó más de 5,000 boletos para visitar puntos emblemáticos de la red, que se agotaron casi de inmediato, siendo la estación de Correos una de las más solicitadas, junto a la también cerrada estación de Gaudí.
No obstante, a pesar de la elevada demanda, TMB no tiene planes a corto plazo de ofrecer más visitas a la estación de Correos, debido al impacto que podría tener en el mantenimiento diario del metro. Sin embargo, se abrirán nuevas fechas para explorar la estación Gaudí durante los próximos meses.
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